Las operaciones militares en la selva son misiones estratégicas, tácticas y logísticas llevadas a cabo por fuerzas armadas en entornos tropicales de alta complejidad ecológica, como la Amazonía. Estas operaciones se caracterizan por condiciones extremas: humedad constante, densa vegetación, fauna peligrosa, presencia de ríos y pantanos, escasa infraestructura y dificultades para la comunicación, desplazamiento y abastecimiento.
En países como Perú, Colombia, Brasil o Venezuela, las fuerzas armadas realizan operativos en la selva principalmente para combatir amenazas como el narcotráfico, la minería ilegal, la tala clandestina, el tráfico de armas, el contrabando y, en algunos casos, grupos armados irregulares o terroristas (como remanentes del narcoterrorismo en Perú o disidencias de las FARC en Colombia).
Estas operaciones suelen incluir:
- Patrullajes terrestres y fluviales en zonas remotas.
- Inteligencia territorial con apoyo de drones y sistemas satelitales.
- Coordinación interinstitucional entre militares, policías, fiscalías y autoridades ambientales.
- Acciones de interdicción para neutralizar campamentos ilegales, laboratorios de droga o puntos de extracción minera.
- Presencia disuasiva del Estado en zonas donde la gobernabilidad es débil.
Dado el entorno hostil, los militares reciben entrenamiento especializado en supervivencia en selva, navegación sin GPS, primeros auxilios en campo y combate en vegetación densa. Asimismo, se enfatiza el respeto por los derechos humanos y los territorios indígenas, evitando afectar a comunidades nativas que, en muchos casos, son víctimas de las mismas redes criminales que se combaten.
Las operaciones militares en la selva no solo tienen un componente de seguridad, sino también de soberanía nacional y protección ambiental. Representan un esfuerzo constante por reafirmar la presencia del Estado en regiones estratégicas, ricas en recursos naturales, pero vulnerables a la ilegalidad y la explotación.
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